La reflexión y valoración acerca de los roles que desempeñan los protagonistas en el proceso de enseñanza-aprendizaje resulta una oportunidad de mejora para nuestra intervención en el aula. La enseñanza centrada en el alumno favorece y potencia sus múltiples habilidades para el alcance de las competencias que le permitan adquirir la lengua meta de manera consciente y satisfactoria. Además, este modelo de enseñanza, incide en el desarrollo de su capacidad para autogestionar sus saberes, reconocer su rito de aprendizaje y alcanzar una mayor autonomía. Por lo tanto, el profesor debe estar interesado en la creación de oportunidades de aprendizaje donde los alumnos alcancen un mayor nivel de autonomía y conciencia de su progreso en la lengua objeto de estudio. Por ello, como lo indica Sánchez (2004):
Sánchez, A. (2004). Enseñanza y aprendizaje en la clase de idiomas. Sociedad General Española de Librería.(...) el alumno es el sujeto esencial en la clase. Sin alumno no habría docencia. Y debería tenerse en cuenta sobre todo que si la figura del alumno se hiciese algún día innecesaria, la figura y función del profesor desaparecería. Aunque ambos, profesor y alumnos, son dos elementos complementarios, todo lleva a concluir que el peso podría inclinarse más bien, dentro de esa complementariedad, en favor del alumno. Siendo consecuentes con esta realidad, la importancia que ha de otorgarse al alumno es, cuando menos, igual que la otorgada al profesor y a las técnicas metodológicas por el aplicadas (p.61).
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